AJUSTAR MIS PENSAMIESTOS Y CREENCIAS A MI SENTIR




Para mí el tema del sentir es vital. Y más aún si no hemos sido educados en el sentir, se nos ha educado en el producir o ser productivos, cual máquina que tiene una utilidad. Así estamos desconectados de nosotros mismos, y confundimos el programa de creencias con nosotros.

Mi pregunta es:

¿Qué siento ahora? y ¿qué quiero sentir?

Para sentir, habrá que ir mirando o entrando en consciencia mientras vivo y encontrar momentos de intimidad con uno mismo para averiguar que siento haciendo lo que estoy haciendo o que siento respecto algún acontecimiento, por ejemplo: cómo me alimento, cómo me relaciono, en definitiva, sentir como uno está viviendo.

Pequeños momentos en el día para respirar y sentir, igual nos ayudan a identificar nuestros sentimientos, emociones y pensamientos.

Una vez identificados habrá que ver si encajan con nuestro corazón auténtico.

Si encajan sentiremos paz, alegría, placer. Si no encajan tendremos otro tipo de sentimientos, serán sentimientos más densos, como miedo o intranquilidad.

Igual que elijo mi ropa que me hace sentir bien, he de hacer con mis pensamientos y creencias.

Elegir es la palabra, elegir desde el sentir, desde haber sentido esos pensamientos y creencias y saber si están en mi corazón o no están.

“YO ELIJO PARA SER FELIZ”

Si habitamos creencias y sentimientos acordes a nuestro corazón seremos felices, y nuestra felicidad dejara de estar atada a elementos externos como: compras, viajes, tener dinero, tener pareja, etc…

Digamos que un viaje nos puede aportar placer y hacernos sentir felices. Este sentirse feliz está atado a alguna creencia que nos dice que si viajas eres feliz.

¿Qué pasa si tienes la creencia de viajar=felicidad?, ¿y qué pasa si no la tienes?

¿Qué pasa si no tienes posibilidades de viajar? La respuesta casi segura es que tendremos drama asegurado, si habitamos la creencia de que viajar=felicidad. En caso de no tenerla el no poder o tener posibilidad de viajar no generará problema alguno en nuestro ser.

La felicidad auténtica no está anclada a lo que tenemos o no tenemos, a lo que podemos conseguir o no, la felicidad auténtica es un sentimiento que podemos conseguir, independiente de los programas que nos lleguen según el momento que nos toca vivir.

Nos toca un poco de rebeldía, toca revelarse a todo tipo de creencias, sentimientos que no fluyan con nuestro corazón auténtico. Una herramienta útil está en trabajar la llave del autoconocimiento para poder saber quién somos y que sentimos.

VIVIR DESDE EL SENTIR




El "vivir desde el sentir" se alimenta de ser educados desde el sentir nuestras emociones. ¿A qué esperamos para incluirlas en nuestro menú diario?. Me siento alegre, me siento feliz, me siento triste, me siento abatido, me siento enamorado, me siento vacío, me siento apagado, me siento...

El que podamos reconocer nuestro estado emocional es una subida de octavas en el proceso de nuestro autoconocimiento y una dirección para vivir con más consciencia nuestra viva.

El problema de no haber sido educados a nivel emocional, produce que no seamos capaces de identificar nuestras emociones y seamos unos analfabetos emocionales de nuestro propio ser.
Y si además añadimos creencias como:
  • Expresar emociones es de débiles.
  • Que nadie sepa cómo te encuentras no vayan a pensar algo raro de ti.
  • Las emociones para la intimidad.

Junto a las creencias que atacan directamente a nuestros estados emocionales, les sumamos el no permitirnos abrazar con sentimiento a amigas/os o compañeras/os por otras creencias asentadas en la sociedad de “no contacto físico” por haberse sexualizado tanto el cuerpo femenino como el masculino o creencias de otras épocas anteriores que consideraban pecado solo el pensar en entrar en contacto físico mediante  un abrazo.

Este tipo de creencias han hecho de nosotros que no vivamos nuestras emociones y producen una carencia emocional, es como si nos faltase un ingrediente en nuestra dieta emocional.

Por suerte, en los últimos tiempos, cada vez existen más personas concienciadas de la necesidad de sentirnos, de la necesidad de amarnos, la necesidad de amar a los demás, la necesidad de expresar amor mediante un abrazo, la necesidad de conocer lo que sentimos en el fondo de nuestro ser, la necesidad de autoconocerse.

Me pregunto:
¿Es posible que muchos fracasos emocionales de pareja se puedan deber por no saber sentir?

El no saber sentir, el no amarnos, produce un empequeñecimiento en el ser humano que nos hace vivir en estado de necesidad.

Mi propuesta es observarse y reconocerse e ir haciéndonos regalos emocionales.

Así pues, vivir desde el sentirse y sentir a los demás con la mirada de un niño pequeño que en sus ojos refleja amor.

LA DUALIDAD


LA DUALIDAD

Señala la existencia de dos fenómenos o caracteres diferentes de en una misma persona o en un mismo estado de cosas.
Las nociones del bien y del mal son un ejemplo de dualidad.
Dualidad en personas como “el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”.
En filosofía china apela a la noción del yin y el yang.
Ante estas definiciones, ¿somos capaces de reconocernos en DUALIDAD?
Cuando no tenemos claro lo que somos o quienes somos, y al mismo tiempo nos identificamos con unas determinadas creencias pertenecientes al momento en que nos toca vivir, entramos en dualidad.
En dualidad nos identificamos, nos agarramos o aferramos a unas ideas o ideales para vivir.
La dualidad enfrenta a las personas, porque cada ser lleva su propio sistema de creencias y su biblioteca de valores.
En el fondo, todos deseamos ser felices, pero cada uno de nosotros considera que sus creencias y consecuentemente su forma de ver y vivir la vida es la mejor. Consecuencia de eso nos alineamos con formas de pensar e ideologías parecidas donde nos sentimos cómodos y desde ese lugar nos enfrentamos con otros seres que no cumplen con nuestros estándares de vida.
Desde la dualidad buscaremos “culpables” fuera y dentro de nosotros a nuestros dramas. Los “juicios” son las flechas que emite nuestra mente dual.
El primer paso es reconocer que hemos sido educados en dualidad (en valores), y reconocer que nos relacionamos desde nuestra mente dual, por eso nos encontramos mejor con unas personas que con otras, cuando en esencia todos somos seres humanos (y antes de vestirnos de creencias), en nuestra edad temprana de cero a los tres o cuatro años, todos somos iguales y nos queremos independientemente de cualquier color, aspecto, sexo, país de origen, etc…

Una vez reconocida nuestra mente dual, tendremos que empezar a observarnos en nuestro día a día, observando nuestras relaciones y la relación con nosotros mismos.
Reconocer que hemos sido educados en unos determinados valores ya implica tomar conciencia, ya implica poder decidir si sigo por eso camino o cambio. Esa decisión es nuestra y solo nuestra.
Por tanto, hay una explicación a nuestros dramas: LA DUALIDAD.
El hacer juicio de valor sobre y desde una determinada perspectiva (la nuestra) sobre nuestra vida y la de los demás.
La dualidad es todo un sistema operativo de nuestro pensar que nos dirige en una determinada dirección.
Ante este sistema operativo o sistema DUAL, nos queda hacer rebeldía si siento necesidad de cambio, trabajar el autoconocimiento para ver lo que demanda mi corazón autentico en comunión con la mente.
Yo entiendo que para saber si estoy en la dirección que me hace feliz he de sentir paz y amor en lo que hago y siento.
Es necesario que nuestra mente y nuestro corazón vibren de felicidad para reconocer que vamos en la dirección, “en nuestra dirección”.
Por último, si reconozco que toda mi vida la he vivido en dualidad nos queda embellecerla (no juicio, no trauma), amarla y empezar a vivir desde nuestro propio sentir.  

NUESTRA IDENTIDAD

NUESTRA IDENTIDAD



Antes de nada hay que definir identidad: Circunstancia de ser una persona y no otra, determinada por un conjunto de rasgos o características que la diferencian de otras.
Nosotros nos creamos una identidad y nos identificamos con ella.
Ejemplos de Identidades: Ingeniero, profesor, mecánico, óptico, político, fontanero, constructor, sanador, cura,…
¿Desde dónde hemos creado nuestra identidad?
¿Para qué de una identidad?
A la pregunta para qué de una identidad, la respuesta parece obvia, para ser reconocidos por los demás y para reconocernos.
¿Y qué pasa si no eres reconocido o tú mismo no te reconoces?
Si no eres reconocido te puedes sentir como un descastado, todos necesitamos ser reconocidos.
¿Y qué pasa si tú no te reconoces?. Aquí aseguramos el trauma en nosotros mismos, el no creer en uno mismo equivale a no tener autoestima.
Por tanto, parece obvio que tener identidad y que se nos reconozca nos permite vivir y ser identificados.
Todos necesitamos ser reconocidos bajo una identidad. Esa parece ser la conclusión.
¿Desde dónde hemos creado nuestra identidad?
Las identidades nos llegan, las elegimos, nos las imponen, da igual,  podemos decir que la identidad nos habita en función de donde naces. Ahí entra a jugar el clan familiar, el clan social, clan religioso, el momento histórico, etc…
Entre los 60 y los 70 estaba muy bien ser “Hippie”, de derechas o de izquierdas.
Entre los 80 y los 90, los adolescentes tenían que identificarte como los rockers, los heavys, los pijos, los siniestros, los punks, los skins, trabajador, religioso, ateo, etc.
A partir del 2000 parece que predomine identificarse como seguidor de alguien, de algún futbolista, ciclista, cantante, etc.
Ahora está muy en auge, ser nacionalista, independentista, de podemos, del cup...
Al final nos componemos de múltiples micro-macro identidades, por las cuales en algunos casos somos capaces de dar la vida o entrar en confrontación con otros.
Si analizamos la historia de la humanidad, nos hemos matado por defender o querer imponer nuestra identidad a los demás.
En la actualidad familias enteras pueden tener problemas internos por un tema identitario, por ejemplo, en el tema catalán, hijos independentistas y padres no independentistas.
Hoy en día muchas personas se definen con un YO SOY ...................................................
El anclaje al adjetivo calificativo tiene el peligro de pensar o creer que es lo único que vale para vivir, y a partir de ahí ver a los otros seres humanos como equivocados o peor aún enemigos.
Mi definición
Yo soy Juanjo ciudadano del mundo experimentado esto del vivir.
Cuando nos identificamos con un equipo de futbol, por ejemplo, el Real Madrid y este gana, nosotros nos podemos sentimos bien, o felices, si pierde nuestro nivel emocional baja y podemos sentir depresión.
La cesión de nuestra verdadera identidad nos hace marionetas de otros.
Entonces, ¿qué identidad tomamos? o ¿cómo tener una identidad que la gobierne yo y que ella no me gobierne a mí?
¿Por qué no elegir la identidad que me haga ser feliz en cada momento y disfrutar yo en todo momento el grado de felicidad?
La identidad asumida de fuera a dentro por nosotros podemos compararla a una chaqueta de quita y pon. ¿Qué hay de malo en ello?
De momento no estamos libres y necesitamos de identidades para ser reconocidos y quizá sea esto necesario porqué vivimos en "estado de necesidad de ser reconocidos".
Me formulo la siguiente pregunta.
¿Cuál es nuestra verdadera identidad?  
Para resolver esta pregunta necesitamos, cuestionar nuestras creencias, ver nuestros estados de necesidad, identificar nuestros traumas. En el fondo realizar un trabajo de autoconocimiento para poder saber quiénes somos y no confundir el “coche con el conductor”.
¿Qué significa no confundir el coche con el conductor?
El coche es lo que se ve, y el conductor es nuestro ser, el es que gobierna nuestro cuerpo siempre y cuando le dejemos. He aquí que las creencias tienen un peso en nuestro cerebro que muchas veces no nos dejan gobernar nuestro cuerpo. Digámos que dejamos poco margen de maniobra al ser para conducir nuestro cuerpo, y eso implica que nos demos porrazo emocionales o físicos.
¿Podemos nosotros crearnos una identidad propia, que no esté sometida a nada ni a nadie?
La respuesta estaría en la línea de depende, depende del trabajo que realicemos en nosotros mismos para vernos, reconocernos y ir desprendiéndonos de creencias que hacen que cedamos o adquiramos una identidad no acorde con nuestra verdadera esencia.
Nosotros somos seres libres hasta que adquirimos creencias de los clanes.
Y como necesitamos donde apoyarnos, es decir “creencias”, modificándolas a voluntad aquellas que nos vayan mejor con nuestro ser, pasaremos a ser capaces de tener una identidad propia y libre de sometimientos.
¿Y cómo es una identidad propia y libre de sometimientos?
Una identidad así, es tu identidad, es una identidad única, en esencia puede que comparta puntos en común con la de otros seres humanos, pero en el fondo es única. Es tu identidad libre.
Con esta conciencia de que eres único y libre, y los demás exactamente igual, nos reconoceríamos mutuamente sin identificarnos con nadie. Consecuentemente, se tendría que producir un respeto por cada ser.
¿Podríamos compartir aficiones, trabajos, ilusiones,  ..?
Podríamos compartir cualquier cosa que nos haga crecer, disfrutar, amar, podríamos compartir siendo siempre nosotros.
No tendríamos que pelear por defender algo externo a nosotros, como una bandera un país, un equipo de futbol, una ideología, religión, ...
Todo lo anterior (ideología, religión, bandera,  ..) forman parte de un conjunto de creencias determinadas a un lugar geográfico y un momento histórico.
Tenemos que evitar confundir estas cosas con nuestra verdadera esencia, nuestro verdadero ser. "EL SER HUMANO".

VIVIR EN ESTADO DE NECESIDAD


¿Qué es un estado de necesidad?

Es la sensación consciente o inconsciente de que nos falta algo. 

Podemos encontrarnos en estado de necesidad de ser amado, en estado de necesidad de ser reconocido, en estado de necesidad de ser feliz.

¿Pero cuáles son nuestros estados de necesidad?

¿Y por qué tenemos estados de necesidad?

A la primera pregunta la respuesta la puede responder cada uno a través la autoobservación, también realizando  autoconocimiento.

¿Qué consecuencias tiene vivir en estado de necesidad?
Vivir en estado de necesidad nos puede llevar a mendigar amor, a mendigar amistad, a no sentir felicidad, a la búsqueda de ser aceptados por otros, a ser valorados, etc… Y consecuentemente nuestra relación con nosotros mismos y con los demás se resiente.

¿Por qué tenemos estados de necesidad?
Por qué nos hemos y nos han criado en plan “Poco-yo”, sin creer en nosotros mismos. Cuando éramos pequeños los clanes familiares y sociales nos transmitieron mensajes o creencias de no merecimiento y nosotros las integramos en nuestro subconsciente. (Estas  creencias fueron transmitidas sin mala fe, posiblemente no había consciencia para educarnos de otra forma).

Enumero estados de necesidad individuales con el objetivo de dar visibilidad a algunos.
  • Estado de necesidad de ser valorado.
  • Estado de necesidad de ser reconocido.
  • Estado de necesidad de ser aceptado.
  • Estado de necesidad de ser querido.
  • Estado de necesidad de ser sanado.
  • Estado de necesidad de ser alimentado.
  • Estado de necesidad de creer en algo.
  • Estado de necesidad de identidad sexual.
  • Estado de necesidad de ser protegido, por el clan familiar o social.
  • Estado de necesidad de estar conectado (móvil).
  • Estado de necesidad de que nos guíen.
  • Estado de necesidad de ser reconocido como ser bello.
  • Estado de necesidad de pertenencia a un clan.
  • Estado de necesidad de hacer sentir culpable al otro.
  • Estado de necesidad de auto culpación.
  • Estado de necesidad de agradar.
  • Estado de necesidad de tener dinero.
  • Estado de necesidad de ser amado.
  • Estado de necesidad de amor incondicional.
  • Estado de necesidad de ir salvador del mundo.
  • Estado de necesidad de que crean en ti.
  • Estado de necesidad de demostrar que tienes la verdad.

Cuando vivimos de forma inconsciente los estados de necesidad puede que gobiernen nuestra vida y como consecuencia de vivir así, mal vivimos y nuestra vida se puede  convertir en un drama, donde además buscamos culpables de nuestra infelicidad.

¿Pero dónde están los culpables de mi infelicidad?

Los culpables pueden estar dentro “yo” o fuera “los otros”.

Lógicamente por supervivencia nos es más saludable culpar a los otros, consecuentemente el juzgar se convierte en el deporte nacional o internacional de nuestro día a día.
En el caso de que nos identifiquemos como culpables nuestra vida puede ser aún más traumática, ya que estaremos constantemente juzgándonos y las consecuencias pueden ser catastróficas para nuestro ser. Consecuencias como depresión, ansiedad, desvaloración y en algunos casos pudiendo llegar a  enfermar el cuerpo físico.

Reconocer que podemos tener estados de necesidad aporta una salida hacia empoderar nuestra vida, reconocer que podemos cambiar creencias y emociones derivadas de vivir en plan "Poco-Yo" nos puede dar mayor perspectiva para no caer en el victimismo de sentirse mal.

Subir de octavas nuestra vida, sabiendo que podemos encontrar nuestras propias herramientas que nos lleven a ser felices. 

Embellecer las situaciones si nos descubrimos viviendo en estado de necesidad.

Y salir de cualquier drama o estado de necesidad con herramientas que nos suban de octavas la vida, llámese bailar 💃, llámese cantar 🎤🎤, llámese celebrar 🎸, llámese amarse y amar💓, llámese valorarse 💪, llámese vivir 😍.


LAS CREENCIAS


NUESTRAS CREENCIAS


Definición de creencia: Idea o pensamiento que se asume como verdadero.

En cambio, me pregunto, ¿de dónde vienen las creencias? En respuesta a esta pregunta, las creencias nos las introducen en primer lugar el clan familiar, posteriormente el clan social, clan religioso, etc...
Las creencias son como la ropa que nos pone nuestra madre o padre cuando somos pequeños, la llevamos sin rechistar. En la adolescencia empezamos a elegir nuestra ropa, las creencias son más difíciles de cambiar, no están a la vista como la ropa.
Las creencias las empezamos a ver, cuando empezamos a trabajarnos y conocernos. Las creencias no son fáciles de ver y menos de cuestionar, en parte porque es lo que siempre se ha hecho en el clan familiar, social, etc...
Son las creencias las que nos anclan en nuestras posiciones frente la vida, en nuestra forma de pensar, sentir, ver y relacionarnos.
Y lo más curioso de todo es que las creencias obedecen a un momento histórico, familiar, social en lugar geográfico determinado. Con cambiar de país es suficiente para ver un cambio de creencias en la sociedad.
Las creencias son también los pilares en las que sustentamos nuestros juicios en nuestras relaciones y nuestra vida.

¿Podemos desechar las creencias que no nos ayudan como hacemos con la ropa cuando ya no nos gusta o sirve?

Sí, tan solo (que no es fácil) tenemos que identificarlas y las que no nos sirvan en este momento desecharlas o cambiarlas.

Adjunto link del artículo de Carlos González Pérez sobre las creencias




UN DÍA....


UN DÍA.....

Un día me encontré rígido y no entendía el por qué.
Un día  encontré el dolor y no entendía el por qué.
Un día me encontré lamentándome y creía saber el por qué.
Un día me encontré no creyendo en mí y sintiendo lástima, rabia, desánimo, depresión.
Fueron muchos días, tantos como los que  necesité para empezar a escucharme.
Un día me preguntaron ¿qué has pensado para que tu cuerpo este así? .
Un día empecé a escuchar mis pensamientos y vi que eran rígidos. Me decía, hay que levantarse temprano, hay que estudiar o trabajar duro, hay que comer siempre a las 2, hay que volver a trabajar duro, no pierdas tiempo, trabaja, trabaja.  Para llegar a ser... Si no trabajas duro y si no te esfuerzas no podrás ser. Tienes que ser bueno, tienes dar buena imagen, tienes que, tienes que, tienes que........  
Un día sentí que el miedo y no el amor a mi mismo había gobernado mi vida.
Un día sentí que el cuerpo responde a tu forma de ver la vida.
Un día perdí el respeto a mis pensamientos
Un día empecé a desvalorizar mis deberías y mis tienes qué.
Un día empecé a ver el "ver" con otros ojos.
Un día empecé a ver y vivir  la vida con otros pensamientos.
Un día empecé a tratarme de otra forma.
Un día empecé a dejar de sentir miedo.
Y hoy estoy caminando por un camino de monte en un día esplendido de primavera, un camino agradable, un camino lleno de belleza, un camino de ilusión.
Este camino tiene un nombre, no requiere desplazamientos a lugares lejanos, está a un abrir de ojos. "Autoconocimiento".