EL ENCUENTRO


Yo demando encuetro.

El desencuentro entre seres humanos es propio de nuestra especie y fluye en nuestro día a día constantemente a pesar de que nuestra alma demanda encuentro, alegría y solidaridad. Nosotros, los seres humanos, somos la única especie que deja morir de hambre 350 personas/hora.

Somos los únicos que nos juzgamos por el aspecto físico, o por la identidad adoptada. También somos los únicos que abusamos de todas las especies vivas en el planeta Tierra.

Al mismo tiempo, tenemos la oportunidad de dar un cambio en nuestra forma de vivir, ahora más que nunca podemos ver, sentir y decirdir. Podemos reflexionar, dialogar y escuchar si esta forma de vida es la mejor para nosotros y para el planeta. 

Yo demando encuentro, yo demando escucha, yo ofrezco encuentro y yo ofrezco escucha.

La observación es la herramienta necesaria para ver que las cosas en el planeta no funcionan, pero seguimos sin querer cambiar un modelo que nos conduce hacia un vacio insaciable. El consumo constante es lo que llevamos haciendo para tapar el hueco que solo se puede llenar con amor y encuentro. 

Quizá necesitemos tomar nota de la forma de vida de las llamadas tribus primitivas. Esas que viven en equilibrio con el planeta, esas que se sienten conectadas con él, esas que no necesitan demasiado para vivir, esas que colaboran para que la comunidad viva. Esas comunidades que aquí llamaríamos "ecoaldeas". ¿Qué no seremos nosotros los primitivos al estar tan desconectados de la vida? ¿Qué no seré yo el primitivo al estar tan desconectado de mi mismo?

Yo demando encuentro conmigo mismo y con los demás y un nuevo paradigma más "humano" o más alineado con el amor. Yo demando y ofrezco amor.

VERDAD, AMOR Y ALEGRÍA


Considerar que la vida es solo lo que somos capaces de ver, es como creer que somos conscientes de todo lo que ocurre en el interior del cuerpo.

La vida es un camino hacia uno mismo, hacia el interior de nuestro universo. Allí podemos encontrar a través de nuestra propia exploración lo que somos y lo que nuestra esencia quiere experimentar y vivir.

El mejor regalo que nos podemos dar es experimentarnos, observarnos y dirigir nuestro ser hacia lo que sentimos.  

Nosotros somos creadores y disponemos de herramientas para hacer cosas que produzcan amor, alegría y verdad. 

La verdad, el amor y la alegría que nace de nuestro interior, eriza la piel, impregna el planeta y vitaliza el universo.

La verdad, el amor y la alegría no están fuera de nosotros. Hemos de viajar a nuestro interior para irradiarla. La confianza en uno mismo es clave para vivir y sentir. Y así, hacer que nuestro cuerpo físico irradie, al igual que el sol irradia luz, calor y vida.

Sacar el Dios que somos es creer en uno mismo. Es imaginarnos volando por encima de nuestro propio cuerpo físico y celebrar la alegría de hacer aquello que siente nuestra esencia. Celebrar la verdad de Ser, produce el fluir del amor, al igual que fluye un rio cuando es alimentado por la lluvia. 

La verdad es nuestro cuerpo, la alegría nuestra sangre y el amor nuestra luz saliendo de todas las partes de nuestro Ser para iluminar nuestra Deidad. 

Qué curioso que el ser humano viva en pequeño para darse cuenta de lo grande que es. Qué curioso que tenga que experimentar sentimientos de baja vibración para reconocer que con los de alta se anda mejor. Qué curioso que tenga que rechazar y rechazarse para descubrir que cuando ama, acepta y abraza, vibra y llora de alegría y de amor. Qué curioso que tengamos que vivir lo que no se acopla a nuestra esencia para así ser conscientes de lo que sí.

Escuchémonos y lloraremos de amor, alegría y verdad personal.


MÁS ALLÁ DEL TRAJE


En nuestra sociedad actual ya importa poco el nombre de la persona, sus habilidades y sus necesidades.

Ahora, como pasó en otros momentos, solo existe un tema del que hablar.

No hace mucho el único tema de conversación era la política, luego más política con el conflicto identitario regional de Cataluña. Y más tarde, llego el bichito y todas las medidas para frenar este problema. 

Una vez más, nos separamos, nos juzgamos, nos maltratamos por discrepancias respecto al problema que estabamos y estamos viviendo.

Llegados a este punto, nos juzgarnos como negacionistas, como colaboracionistas, como asesinos, como insolidarios, como ganado, como asintomáticos, y un largo etc...

Y etiquetamos al ser humano, sin ni siquiera saber su nombre, sin ni si quiera saber sus acciones, sin ni si quiera conocer nada en absoluto de él. Ahora, estamos en la fase de que una sola opinión que no concuerde con lo que uno considera verdad irrefutable, basta para etiquetar y juzgar.

Es una pena y de las gordas que tengamos una visión tan reducida del ser humano y que por identificación a una idea nos dejemos de respetar y amar.

El ser humano necesita amarse, y ha de ser consciente que la identidad que tomamos para vivir, no es más que un traje y una imagen. El ser humano es mucho más que eso.

Hemos de dar un salto de consciencia y darnos cuenta que el traje igual lo llevamos porque está ahora de moda o por necesidad de dar sentido a lo que vivimos.

En nuestra historia hemos llevado muchos trajes, y ninguno ha definido al ser individual que eres tú. Tú eres parte de Dios, eres creador de tu propia realidad consciente o inconscientemente. Generemos aquello que produzca encuentro, aceptación y amor.

Sienta mejor un encuentro que un desencuentro. Y para eso no necesitamos absolutamente nada.

Hagamos lo posible por dejar el juicio de valor. Tengamos la voluntad y la consciencia de ver más allá del traje identitario que usa cada cual y hagamos lo posible por conocer primero el nombre y luego al ser humano que habita el cuerpo llamado...

Miremos más allá del traje.

ESCUCHÉMONOS POR DENTRO


El autorregalo de experimentar la vida es una experiencia personal de autoconocimiento. Las vivencias y experiencias nos muestran cómo vivimos y cómo somos en cada momento. Por otro lado, el cómo somos está impregnado de la programación familiar-social. Esta programación, concuerda con el momento histórico que estamos experimentando la vida. 

Si tomamos la iniciativa de parar a respirar, de parar a sentir, de parar a dudar, sin hacer juicio de valor, sin pretender enfadarse con uno mismo ni con nadie, quizá percibamos que muchas de las acciones que hacemos, las hacemos porque es lo que se hace ahora, porque es lo que toca, lo que se cree que es verdad, o lo que nos cuentan constantemente los medios de comunicación de masas.

Ante lo que nos llega desde el exterior y el impacto que tiene sobre nosotros, está sentir lo que llega desde el interior de uno mismo. Desde fuera puede llegar la verdad de otros, o los intereses de otros. Desde dentro, si nos escuchamos puede llegar nuestra propia verdad, lo que nuestra esencia quiere. 

Es un buen momento para escucharse, pues la clave de lo que sienta bien a uno mismo está dentro, no fuera. Es un buen momento para discernir lo que viene de fuera y lo que viene de dentro. 

Nuestra esencia demanda amor, encuentro, colaboración, sonrisas, acogimiento. Nuestra esencia nos susurra que la vida es tu propio sentir, qué sigas tu intuición, qué te escuches.

Si no escuchamos nuestra propia alma, nuestra experiencia de vida estará gobernada por nuestro cerebro programado e instruido por los clanes familiares, educativos y sociales.

Nuestro cerebro es creativo, pero necesita de nuestra esencia para centrar las creaciones en acciones despojadas de egoísmo. 

El propósito de experimentar este fragmento de nuestra vida en el planeta tierra, es tener la experiencia de saber más de uno mismo.

Escuchémonos por dentro.


AUTORREGÁLATE VIDA


Y yo me regalé una experiencia en forma de vida terrenal. Una experiencia para conocerme, experimentarme y saber sentir. Una experiencia y una oportunidad para ver en los demás lo que yo soy.

Y yo me autorregalé esta oportunidad para experimentar lo que no soy y así saber lo que soy.

Me regalé múltiples oportunidades de experimentar: rechazo, encuentro, odio, amor, enfermedad, salud, tristeza, alegría, encuentro, desencuentro, soledad, unidad. Y sintiendo todas y cada una de ellas empezar a elegir aquellas que conectan con mi ser. 

También, llega un momento en el que se abre la oportunidad de elegir. Esa posibilidad siempre está y estará, pero se hace más patente cuando conectamos con la esencia que somos.

Somos parte de Dios, y Dioses experimentándonos. Somos creadores y los creadores de nuestra vida. 

La experiencia terrenal es un impás, o mejor dicho una oportunidad en nuestra vida. Aprovechémosla para vivir aquello que demanda nuestra esencia y que necesita para saber más de ella misma. Juguemos con ella para llevarla al disfrute que pide. Nuestro ser o nuestra esencia vibra cuando bailamos, amamos, acogemos, disfrutamos, y sobre todo nos enamoramos de nosotros mismos y de los demás.

El miedo nos desconecta de nuestra esencia, y de nuestro yo. 

Hemos de transcender el miedo a los cambios, uno de ellos y quizá el más potente es el miedo a la muerte. La muerte es el cambio más maravilloso que existe. Es el descanso y fin de la experiencia autorregalada.

Vibra todos los días y vibra para vivir la vida terrenal haciendo aquello que susurra tu alma a través de la intuición y el sentir.

Autorregálate vida.


 

VUELA


El amor a uno mismo ha de ser el pilar de la vida; la aceptación consciente, la experiencia a vivir en el camino propio y la apertura al sentir, la sangre que recorre tu vida.

El amor a uno mismo es el perfume del amor hacia los demás. Si me amo, amo. Si amo, la vida florece. Si la vida florece, la ilusión oxigena la sangre del cuerpo. Si el cuerpo esta oxigenado, los ojos transmiten amor.

El amor es el inicio, el camino, y el constante presente.

El amor no tiene fin.

Yo me amo, yo me amo y amo. Este puede ser un buen mantra a repetir para calmar el ruido mental y el ruido exterior.

Yo me amo, yo me amo y amo.

Yo me amo, yo me amo y amo.

La vida fluye siempre desde el principio de los tiempos, la vida fluye sin cesar ya que no existe final. El presente invita a sentir la vida, a sentir tu propia vida, a sentirte y alegrarte por la oportunidad que te das de experimentar y experimentarte.

Vuela alto, imagina alto, vive alto. Mira el planeta desde arriba, ahí en las nubes, donde tú sabes volar. Disfruta de tu vuelo, observa la belleza del planeta tierra. ¿No es maravilloso?

Da la vuelta al planeta, emprende vuelo al sistema solar. Viaja a la luna, viaja al sol, viaja a Saturno, a Plutón y siente la vida y tu vida. Abraza a los seres de luz que transforman la luz del sol en amor, amor que llega a nuestro universo y a los múltiples universos.

Vuela e imprégnate de tu amor y del amor. El amor que tú eres, el amor que somos y el amor que siempre seremos.

No hay virus más potente y creador de vida que el Amor.