MARIA Y SU POTENCIAL



María es una persona con una sensibilidad fuera de lo normal, da valor a cada ser humano, ama a todos, escucha a todos, y se inspira para escribir a través de la escucha activa, la observación y la lectura. 

María escribe de vez en cuando, regala a la humanidad unos cuentos que enamoran. Ha tenido tiempo de vivir ya muchas aventuras en su vida. Esas vivencias le dan la suficiente perspectiva para ser una creativa que inspira a otros y para enviar un mensaje empoderante al ser humano. 

María como cualquier ser humano adulto ha de atender su familia, su casa, su trabajo, su ser. María tiene la suficiente perspectiva y sensibilidad para reconocer que cosas le aportan y le hacen crecer. No obstante, la atención a las cosas que tiene que hacer diariamente le restan tiempo para regalarse y regalar su don. María cuando escribe sube de octavas al lector, su mensaje tiene el potencial de animar la vida de cualquier ser humano, regala crecimiento personal, autoconocimiento y amor. 

La dualidad hace que María no escriba lo que ella desea, la tiene entretenida en pequeños dramas que le restan la energía y el tiempo para desarrollar lo que su ser y su corazón demanda. 

Pero la vida es paciente y pronto se va a desprender de ciertos “entretenimientos” que ahora no puede eludir y María va a empezar a realizar, desarrollar, y regalar sus escritos que van a ser de un potencial tan elevado que producirá movimientos conscientes de crecimiento personal en dirección al vivir desde el amor y el sentido de la felicidad en muchos seres humanos. 

María es animada por sus amigas/os para que se lance, las amigas que la conocen están deseosas de que esto ocurra y de vez en cuando le propinan alguna patadita impulsora. 

María es un ser humano, pero puedes ser tú, y tu don no tiene porque ser el mismo que María, tu don puede ser hacer felices a los demás simplemente por tu presencia como ser humano feliz, o bien realizar esa actividad que te hace estar feliz y crecer en lo que haces. 

Cada ser humano tiene un potencial a descubrir a través del autoconocimiento, y para ello hemos de aprender a escuchar a nuestra esencia, a diferenciar y saber separar la paja del trigo. 

Lo más interesante de todo esto, es que cuando cualquiera de nosotros desarrollamos aquello que nos hace felices regalamos al planeta felicidad y amor. 

María eres tú, María soy yo, María somos todos.

CONOCE, VIVE E INTERPRETA EL PERSONAJE QUE TE HAGA SENTIR FELIZ


La identidad de Pedro estaba sujeta al personaje que llevaba interpretando durante toda su vida, ese personaje había pasado por diferentes etapas, desde la infancia a la madurez en la que ahora se encontraba. Pedro se había formado una imagen de sí mismo. Pedro era un hombre trabajador, exigente, tímido, familiar, religioso. Creía tener todos los atributos para ser feliz, no obstante, se sentía vacío y a veces no encontraba sentido a la vida. Estos vacíos le llevo a experimentar diferentes crisis personales, rupturas de relaciones, problemas de autoestima, problemas físicos, etc… 

Un día le llamo la atención la interpretación de un payaso de hospital, se dio cuenta de que detrás del payaso había un ser humano que estaba interpretando un papel que le hacía ser feliz y que hacia felices a los demás. Decidió conocer a este ser humano. El payaso se llamaba Amadeo. Amadeo era una persona que había descubierto que, a través de hacer diferentes papeles, papeles a voluntad, conseguía ser feliz. Amadeo había descubierto que el cuerpo y la mente respondían al estado de ánimo del personaje que interpretaba y por tanto siempre interpretaba personajes que le hiciesen ser feliz. Curiosamente a la gente le gustaba estar con Amadeo, su felicidad, su risa, su sentido del humor, era contagioso y producía ese efecto en los demás. Amadeo había transcendido ser un personaje determinado, él también en su pasado fue como Pedro, tubo atributos sometidos a lo que siempre se había hecho en su familia y en el lugar donde había nacido. Esos atributos, ahora los podía utilizar a voluntad, y no se sometía a ellos, el ser trabajador, el ser exigente, el ser tímido, etc… los podía usar si le interesaba interpretar con ellos, pero no se identificaba con ellos, porque entendió que ceder su identidad a un papel o personaje lo hacía esclavo de ese personaje. 

Amadeo se sentía libre y siempre observaba como estaba su ser después de cada interpretación. Él decidía en función de lo que sentía si seguía interpretando dicho personaje o cambiaba en función de los efectos que le producían. 

Esto fue un gran descubrimiento para Pedro, él siempre había creído que sus creencias, su forma de hacer y vivir la vida eran las correctas, y que haciendo lo que creía sería feliz, pero entro en consciencia que viviendo como le habían enseñado y había aprendido hasta ese momento no calmaba sus miedos y vacíos. 

Pedro viendo a Amadeo decidió interpretar papeles que le hicieran sonreír, dejo de interpretar el papel de tímido y otros. Empezó a interpretar el papel que mejor se ajustase a su corazón, que mejor le hiciese estar. Dejo de anclarse a personajes que no sentía y que creía que eran él. 

La vestimenta, la imagen que quería dar a los demás, la forma de ver la vida, dejo de someterse a creencias, familiares, sociales, religiosas. Pedro interpreto a partir de conocer a Amadeo el personaje que mejor se ajustaba a su sentir, a su corazón, aquel que le hacía vibrar de felicidad, aquel que le producía una sonrisa constante en su cara. Pedro está ahora viviendo la vida con más felicidad gracias a la libertad de elegir el personaje que quiere interpretar para ser feliz.

PEDRO Y JUAN Y SU ENCUENTRO


Pedro y Juan aunque mantenían una diferencia de edad de casi 30 años se volvieron a encontrar, Juan estaba cerca de los 50 y Pedro en los 20, Juan deseaba transmitir sus experiencias a Pedro, a modo de querer ahorrarle vivencias, pretendía introducirle en una tarde su historia personal de 50 años, sus creencias, sus aprendizajes, sus conocimientos. Y aunque Pedro se mostraba entusiasmado no podía digerir todo en tan poco tiempo. Juan hacedor de una experiencia, y curtido por la vida por no haber escuchado a su ser, ni a su cuerpo en el pasado, desea que Pedro no tuviera que pasar por los caminos de aprendizaje pesados, quería que cogiese la autopista sin peaje que lo llevaría rápidamente a ese lugar que él consideraba como “el buen lugar”. 

Juan escuchaba y de vez en cuenta decía, “oye, pero eso que dices no me lo acabo de creer”, y Pedro seguía y seguía. 

De vez en cuando Pedro tenía momentos de lucidez y le decía a Juan, oye, que lo que yo te digo es mi verdad, basada en mis experiencias y creencias. No hace falta que me creas, igual esta verdad mía, dentro de un tiempo ha cambiado porque las creencias y las experiencias cambian. Eso producía que Juan respirará aliviado, Juan que ya gozaba de experiencias y su respectivo programa de creencias al igual que Pedro, seguía mostrándose atento e intranquilo pues sus creencias eran removidas por las de Pedro. Y Juan mostraba respeto por el hecho de que Pedro fuese mayor, además con más formación y eso le hacía dudar. 

Pero cada vez que Pedro en momentos de lucidez, le decía no me creas, experimenta tú, él se relajaba y seguía atento y participativo en la conversación. 

Al final de la conversación los dos aprendieron. Los dos se dieron cuenta de que son maestros y ninguno de los dos tiene las mejores creencias. Aprendieron que hay creencias de mayor perspectiva y que te hacen ver y generar tu vida con mayor grado de felicidad. Aprendieron que las experiencias no se pueden ahorrar, que cada uno vive las que necesita para crecer en la dirección que su alma desea. Aprendieron que la diferencia de edad no es relevante para saber lo que uno desea para su ser. 

Juan reconoció que Pedro tenía buenas intenciones y que escuchando, igual algún día podría aprovechar alguna experiencia que Pedro le había comentado, y Pedro aprendió a escuchar y no pretender cambiar nada ni a nadie, y fue consciente de que solamente puede cambiarse él mismo en función de su sentir.

PEDRO EL INGENIERO DE PUENTES DE CORAZÓN




Pedro es un ingeniero de puentes de corazón, un día sintió su cuerpo indispuesto, las creencias, las herencias del árbol, la genética, sus vivencias, habían hecho transitar su ser por puentes empedrados y antiguos donde pasar, siempre suponía un riesgo. Por este puente pasaban y pasan muchas personas ataviados con muchos enseres, cargas pesadas, ilusiones y desilusiones. El puente es estrecho, sin apenas vallas ni aceras. 

Pasar por el puente sin ayuda de otros que ya hayan pasado antes supone una aventura, un aprendizaje personal e individual. 

Pedro sintió la necesidad de construir un nuevo puente, un puente ancho, bonito, alto, con grandes aceras, y anchos carriles. Pedro que ya había pasado varias veces por el viejo puente sintió que pasar por el nuevo puente sacaría lo mejor de él mismo y de los demás, que además se podría pasar sin necesidad de cargas, que nos dificultasen el paso, que al llegar al otro lado nos esperarían seres humanos llenos de energía, ilusión y amor que nos invitarían a sus casas y a compartir sus experiencias y sus vidas. 

Pedro el ingeniero de puentes, empezó a buscar gente para construir el nuevo puente, gente que también había pasado el viejo puente y que sentían la necesidad como él de construir uno nuevo, que hiciese la vida más liviana, ligera, e ingrávida. Un puente que para aprender no necesitásemos de dramas ni enfermedades. Un puente que además nos llevase a ese lugar que Pedro y todos soñamos, donde los seres humanos vivamos desde el encuentro de corazón, donde nos reconozcamos con la mirada, donde veamos acogimiento, amor, aprecio. 

La construcción del nuevo puente, que hace varios años Pedro ideó e inició, requiere de las habilidades de obreros, ingenieros, constructores, en definitiva, de todos los seres humanos y de sus dones. 

Este nuevo puente está en marcha, y a veces aún necesitamos del viejo puente para llevar cosas al otro lado que creemos necesitar y que a veces necesitamos. Hasta que no acabemos el nuevo puente no podremos dejar de utilizar el viejo, con lo cual pasar por el viejo tendrá sus ventajas y desventajas. Lo curioso de todo esto es que lo viejo siempre nos es útil, siempre aporta, aunque sea de forma dificultosa. 

Pedro está viendo como el nuevo puente está avanzando muy deprisa, y que los nuevos ingenieros de puentes, constructores, transportistas de materiales, etc… que están llegando y visualizando sus planos, se ponen manos a la obra, porque ven en este puente un paso, un avance, un crecimiento, en los seres humanos. 

Este puente nos va a permitir dejar de habitar dramas, nos va permitir vivir desde el sentido de la felicidad, desde el amor, la convivencia, nos va a llevar a habitar la imagen que tenemos del cielo, pero que está en la tierra y que entre todos construimos y construiremos. El puente es la piedra angular, la piedra que hace posible el pasar de habitar la tierra desde el sentido del deber a habitarla desde el sentido de la felicidad y el amor. 

Pedro está feliz, y aunque tenga que pasar de nuevo por el viejo puente para llevar alguna carga pendiente sabe que su paso lleva consigo enseñanza para todo los demás. 

Gracias a la ingeniería de Pedro no tardaremos mucho en acabar el nuevo puente, no necesitaremos viejos puentes, ni sufrimiento para aprender. 

Pedro en breve disfrutará físicamente de la finalización del nuevo puente, que tanto tiempo lleva disfrutando en su imaginación. 

Gracias maestro por ser un ingeniero de corazón.