ESCUCHA TU ALMA


Concibamos, generemos y experimentemos un mundo donde el amor y el encuentro sean lo esencial.

Concibamos, generemos y experimentemos nuestro mundo.

Concibamos, generemos y experimentemos el amor que somos.

Somos dioses experimentando en muchas ocasiones pequeñez. Es la forma que tenemos para reconocernos. Experimentar lo que no somos para saber lo que somos. Somos amor y en muchas ocasiones experimentamos lo contrario.

No centremos la mirada, ni los pensamientos en lo denso y en aquello que nos hace deshincharnos. Centremos la mirada y el pensamiento en aquello que nos saca una sonrisa y nos impulsa.

La ilusión es el impulso que nos hace dioses, aquello que nos hace concebir, generar y experimentar vida. Vida hacia uno mismo y hacia otros.

La ilusión se nutre de lo positivo.

Las experiencias negativas en ocasiones son impulsores de acciones tanto positivas como negativas. Hemos de sentir y experimentar que acciones van acordes a nuestra alma.

El alma demanda de uno mismo la mejor experiencia para cada cual.

El alma se comunica mediante la intuición.

Seguir la intuición es la mejor manera de experimentar la vida. La intuición no es adulterada por la programación mental. El alma no es programada por ningún tipo de creencias. El alma es divina y es parte de Dios.

El alma susurra constantemente tu experiencia. Escucha lo primero que te llegue. Ahí está el susurro. Sigue tu intuición y no necesitarás que nadie te diga por dónde has de caminar.

El mejor regalo es la escucha personal, y además, es el mejor acto de amor a uno mismo y a los demás.

Feliz encuentro personal con tu alma.


DEL DESENCUENTRO AL ENCUENTRO

El desencuentro entre seres humanos, de nuevo vuelve a sobrevolar por nuestro horizonte.

La causa, una vez más, parece ser el miedo y el miedo a morir.

Natural o artificial y de nombre covid, es el causante del desencuentro. De tomar acciones de separación, de disputa de verdades, de rechazos, de desamor.

Una vez más el miedo ataca lo más esencial en el ser humano como es el amor. Ante el aparente peligro a morir somos capaces de renunciar a todo. Renunciamos a ver a los padres, renunciamos a ver a los abuelos, renunciamos a los abrazos y los besos, renunciamos a las celebraciones y a los encuentros. Y todo parece estar justificado. "Hay que salvar la vida".

Considero que hay muchas formas de morir. Y una de ellas es de miedo, otra de soledad, otra de rechazo, y así puedo seguir contando. Pero ponemos el foco solo en el covid. ¿No hay más formas de morir?

Me es difícil escribir desde el corazón, el cerebro está demasiado presente en este tema tan actual, evito posicionarme públicamente, ya que yo veo la muerte como un cambio y un continuar. Y desde mi punto de vista, el covid no toma protagosnismo. También reconozco que muchísima gente no enfoca la vida como yo la veo ahora. Eso hace que respete cualquier pensar. 

También me resulta difícil cuestionar el discurso oficial en público, ya que si dices algo diferente, entras en la lista de los enjuiciados, esos que no siguen las pautas de la "verdad" constantemente contada.

La verdad constantemente contada, ¿es una verdad irrefutable?, ¿sólo existe una verdad?, ¿tenemos algún papel las personas en esa verdad?

Por otro lado, llegará el día en que los seres humanos podamos compartir, dialogar sin realizar jucio de valor. Ese día, el respeto y el amor estará por encima de cualquier circunstacia. Habremos trasncendido el juicio de valor y bailaremos con el juicio de discernimiento. Ese día, el ser humano se ilusionará escuchando al otro y sientiendo si esa verdad es su verdad. Además nos relacionaremos sin egoismos y valorando que nuestras acciones no tiene efectos secundarios negativos sobre nuestro hermanos.

Somos todos uno y el mal que hacemos al otro nos lo hacemos a nosotros mismo.

El encuentro de corazón entre seres humanos y seres vivos es el futuro del Yo Soy.