LO QUE SIENTE EL ALMA


Hace poco me dijeron tienes el alma triste y ese comentario me hizo reflexionar. ¿El alma puede estar triste?

Yo considero que el alma en la experiencia como ser humano, experimenta la vida para poder adquirir consciencia de lo que es. El alma intenta abrirse camino dentro del ser humano. Y además, lo tiene que hacer compartiendo espacio con lo material. Lo material de nuestro cuerpo físico y por supuesto el famoso ego que es la expresión mental de nuestro cerebro.

El alma a la que considero la expresión divina del "ser" en lo humano, tiene su propósito. Para eso experimenta la vida embarcando en un cuerpo físico. El alma es el apuntador de la obra de teatro, pero a veces el actor no escucha, no lo mira, no lo oye o simplemente no es consciente de que hay apuntador.

El alma va apuntando y observa. Sabe que su papel es muy importante aunque nadie lo vea. 

Nosotros por defecto escuchamos el cerebro y su expresión que es el ego y podemos llegar a confundir al mismo con el apuntador del ser. Eso puede traer que desarrollemos la obra del ego y que ni guste al actor ni al público. Pero la experiencia siempre sirve, y sirve para saber más de nosotros mismos. El alma es nuestra esencia y ella tiene el guion original de la experiencia deseada. El alma utiliza el corazón, el instinto y la intuición para que se experimente el guion deseado. No obstante, la función siempre tiene su inicio, su desarrollo y su final. Y la vamos a representar durante toda nuestra vida, así qué: ¡ siente si te gusta la obra que estás encarnado!

El alma concibe, la mente crea y el cuerpo experimenta. 

O bien, el ego concibe, el cerebro crea y el cuerpo experimenta.

¡Y se puede elegir! 😉

¿El alma puede estar triste? Creo que aún no tengo la respuesta. Habrá que sentirla.

 

CREADORES DE UNA NUEVA HUMANIDAD


CREADORES DE UNA NUEVA HUMANIDAD

Creemos una humanidad donde el amor y el respeto sea nuestra bandera, donde la empatía esté por encima del juicio de valor, donde no existan los recelos y la desconfianza.

Cuando nuestras creaciones hacen daño, nos lo hacemos a nosotros mismos. Esto ha de calar en nuestra mente y para ello hemos de comprender que la humanidad no está formada desde la separación y el individualismo. La humanidad es humanidad desde la unión.

Soltemos ya el juicio de valor que tanto nos separa, seamos transparentes y no pretendamos imponer nuestra verdad. La escucha de corazón nos acerca, la escucha tensa a la espera de entrar en guerra nos separa.

Si nosotros creyésemos en nosotros mismos y fuésemos capaces a través de nuestro propio sentir personal de discernir las cosas, seriamos dueños del mundo y generadores del mismo. 

Empecemos por aprender a sentir lo que se acopla como un traje a nuestra esencia, aquello que nos eleva el ánimo, aquello que nos hace brillar, aquello que nos da ilusión. El aprender a sentir desde lo más profundo de nuestro ser, nos hace creadores de una nueva humanidad a la que no le tienen que decir qué vestir, qué ropa usar, y qué hacer para sentirse feliz. 

Un ser humano que sabe lo que quiere y lo experimenta, no puede ser vestido por su madre o padre, se viste solo y se siente feliz.

Un ser humano que siente, se crea las experiencias que lo hacen feliz, y un ser humano feliz contagia el virus de la felicidad.

Creemos experiencias contagiosas que aporten vida, felicidad, hermandad, empatía, y solidaridad.

Creemos una nueva humanidad que sepa sentir y que sepa lo que quiere, con la capacidad de ver al otro y aceptar su sentir.

Felices creaciones.

LA EXPERIENCIA DE LLEGAR A UNO MISMO


La experimentación de la vida tiene como objetivo el autoconocimiento personal. 

Saber lo que demanda el alma, dar salida a esa demanda y por último crearlo, es un objetivo de amor.

Hemos de reconocer a todo ser humano y bendecir su existencia. También necesitamos límites en nuestras relaciones, cuando las mismas están adulteradas por creencias ausentes de Paz y Alegría, generadas por nosotros mismos. Un día, no necesitaremos límites, ni corazas, ni rechazos, ni castigos, ni insultos, ni dolor.

Un día nos encontraremos desde la desnudez en la que se encuentran dos niños en los que, aún no han calado en ellos, las creencias ausentes de Paz y Alegría. Un día celebraremos que todos somos uno y no necesitaremos nada. Un día celebraremos el encuentro con el otro, pero ese día se producirá cuando cada uno de nosotros conectemos con nuestro interior, con nuestra alma.

Este nuevo año que acaba de comenzar será y lo crearemos a nuestra voluntad. Y para que esto ocurra, necesitamos presencia personal, escucha, empatía, amor, límites y confianza total en uno mismo. Además de discernimiento cuando aparezca lo no deseado, impulsor siempre de lo deseado.

Todo saldrá a la medida justa de la experiencia que cada uno necesita para llegar a uno mismo.

Buen viaje de vida.