EDUQUEMOS HACIA LA PAZ, LA ARMONÍA Y EL AMOR


La paz, el amor, la armonía se pueden alcanzar cuando el ser humano se escucha y se concede lo que demanda su propio ser. 



No existe receta alguna, existe mirarse y empezar a caminar según el propio sentir. 

Puede ser interesante preguntarse de vez en cuanto, el motivo por el cual camino y hacía dónde camino. Y darse la oportunidad de parar a escucharse en caso de perder la propia señal y con posibilidad de retomar la dirección en caso de pérdida. 

Necesitamos una mochila de viaje propia. La misma tiene nombre de “mochila de autoconocimiento”. Dentro de la misma podremos encontrar: 

· Miedos 

· Ilusiones 

· Estados de necesidad 

· Creencias personales 

· Inhibidores del sentir 

· Juicios de valor 

· Juicios de discernimiento 

· Amor 

· Paz 

· Armonía 

Y otros puntos a los que atender y conocer para caminar hacia la paz personal, el amor y la armonía. 

La mochila de “autoconocimiento personal” es única. Es tu mochila y no puede ser comparada con la de nadie. Solo sirve al dueño y portador de la misma. 

Lo bonito y al mismo tiempo maravilloso es que esa mochila se puede decorar, se puede utilizar, se puede modificar y nos permite cambiar lo que lleva dentro en función de nuestro propio crecimiento, desechando aquello que ya no nos es útil. Como por ejemplo el miedo o los juicios de valor. 

Como propuestas educativas eduquemos. 

Eduquemos para que todos seamos conscientes de la mochila personal del “autoconocimiento” que permite al ser humano ser cada vez más humano y reconocer lo que demanda su ser. 

Eduquemos para transformar una sociedad que demanda amor, paz y armonía. 

Eduquemos desde el sentir verdadero y no desde egoísmos personales o sociales que dificultan el camino hacia el bien personal y social. 

Eduquemos hacia la propia aceptación y la aceptación de los demás. 

Eduquemos hacia la felicidad. 

Eduquemos hacia el encuentro y la libertad. 

Eduquemos hacia el autoconocimiento. 

Eduquemos hacia la paz, la armonía y el amor.

EL CAMINO DE JUAN

Juan es un ser de mediana edad muy especial, vivió su juventud sin rebeldía hacia lo establecido por la sociedad. 


En algunos momentos sentía un vacío, y no sabía de qué. Como muchos, los fue llenando de actividades para no sentir aquello. En su proceso de cumplir años y pasar a la adultez, fue consiguiendo estudios, trabajos, experiencias. Al mismo tiempo, deambulaba con sus miedos y por momentos sus vacíos. 

Su autoestima se apoyaba en el hacer y el trabajar. Vivía experiencias personales que no quería, hacia cosas que no sentía, ya que no tenía claro lo que quería ni lo que sentía hacía él y hacía otros. Así pues, hubo de vivir y experimentar relaciones que no le aportaban lo que él necesitaba y que además lo vaciaban y se sentía mal. 

Un día su cuerpo enfermó, y esto agravó su autoestima. Perdió la ilusión y la esperanza. No encontraba sentido a vivir. El trabajo donde se apoyaba anímicamente también le empezó a dar problemas. Con lo cual aquellos vacíos que ocultaba tras hacer cosas salieron como fantasmas a su encuentro. 

Juan hubo de recurrir a médicos, terapeutas, para empezar un proceso de cambio, que lo llevó hacia su propio autoconocimiento. 

En su proceso, inició cambios personales. Cambios hacia hacer lo que sentía. Consecuentemente inició un proceso que le acercase a saber sentir, saber que le demanda su ser, su corazón. No le fue nada fácil, sentir conscientemente era nuevo. Además de sus dudas internas encontró el rechazo de seres cercanos que ni entendían el cambio ni lo aceptaban. 

Juan no era totalmente consciente de que a su lado tenía a María, que desde que iniciaron su relación de pareja siempre fue el apoyo incondicional, además de la paciencia y la portadora de la fe que en ocasiones Juan perdía. 

Con el paso del tiempo, Juan fue madurando, conociéndose, aceptándose, amándose, creyendo más y más en sí mismo. Escuchándose y direccionando su vida hacía su sentir. Tuvo que desprenderse de creencias que antes le hacían sentir culpable y de juicios propios y ajenos. 

Con este cambio, Juan empezó a amar, a sentir, a empatizar con la vida. 

Y Juan ahora es más feliz, más consciente, juzga menos, ama más, se siente, hace lo posible por hacer aquello que demanda su interior y cuando las cosas nos salen como desea, se trata con y trata con amor a todo. 

La vida es el camino hacia nuestro propio conocimiento personal. Todos anhelamos felicidad y el camino para ello es hacia dentro. Autoconocimiento a tope💪.