EL CAMINO DE JUAN

Juan es un ser de mediana edad muy especial, vivió su juventud sin rebeldía hacia lo establecido por la sociedad. 


En algunos momentos sentía un vacío, y no sabía de qué. Como muchos, los fue llenando de actividades para no sentir aquello. En su proceso de cumplir años y pasar a la adultez, fue consiguiendo estudios, trabajos, experiencias. Al mismo tiempo, deambulaba con sus miedos y por momentos sus vacíos. 

Su autoestima se apoyaba en el hacer y el trabajar. Vivía experiencias personales que no quería, hacia cosas que no sentía, ya que no tenía claro lo que quería ni lo que sentía hacía él y hacía otros. Así pues, hubo de vivir y experimentar relaciones que no le aportaban lo que él necesitaba y que además lo vaciaban y se sentía mal. 

Un día su cuerpo enfermó, y esto agravó su autoestima. Perdió la ilusión y la esperanza. No encontraba sentido a vivir. El trabajo donde se apoyaba anímicamente también le empezó a dar problemas. Con lo cual aquellos vacíos que ocultaba tras hacer cosas salieron como fantasmas a su encuentro. 

Juan hubo de recurrir a médicos, terapeutas, para empezar un proceso de cambio, que lo llevó hacia su propio autoconocimiento. 

En su proceso, inició cambios personales. Cambios hacia hacer lo que sentía. Consecuentemente inició un proceso que le acercase a saber sentir, saber que le demanda su ser, su corazón. No le fue nada fácil, sentir conscientemente era nuevo. Además de sus dudas internas encontró el rechazo de seres cercanos que ni entendían el cambio ni lo aceptaban. 

Juan no era totalmente consciente de que a su lado tenía a María, que desde que iniciaron su relación de pareja siempre fue el apoyo incondicional, además de la paciencia y la portadora de la fe que en ocasiones Juan perdía. 

Con el paso del tiempo, Juan fue madurando, conociéndose, aceptándose, amándose, creyendo más y más en sí mismo. Escuchándose y direccionando su vida hacía su sentir. Tuvo que desprenderse de creencias que antes le hacían sentir culpable y de juicios propios y ajenos. 

Con este cambio, Juan empezó a amar, a sentir, a empatizar con la vida. 

Y Juan ahora es más feliz, más consciente, juzga menos, ama más, se siente, hace lo posible por hacer aquello que demanda su interior y cuando las cosas nos salen como desea, se trata con y trata con amor a todo. 

La vida es el camino hacia nuestro propio conocimiento personal. Todos anhelamos felicidad y el camino para ello es hacia dentro. Autoconocimiento a tope💪.


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