DEL VIEJO MUNDO HACIA...

Allí abajo, donde reside el desánimo, donde habita la falta de amor, donde reside el dolor. Es un lugar estrecho y oscuro, un lugar donde el alma aprende y el cuerpo padece. 

¿Hasta cuando el ser humano va a necesitar el sufrimiento cómo forma de aprendizaje?

¿Cuando el dolor propio o ajeno dejará de estar en el menú?

Este viejo paradigma de aprendizaje sufriendo y quizá haciendo sufrir está demasiado presente en nuestras sociedades.

La fórmula parece ser el amor a uno mismo y a los demás, dejando atrás lo egoísmos personales, las identificaciones territoriales exacerbadas y otros anclajes que nos hacen ver poco y sentir menos aún. 

La línea del cambio apunta a que a de producirse en conjunto, todos o por lo menos gran parte de la sociedad, que desde la voluntad demanden una sociedad igualitaria, cooperativa, colaborativa y con la tenacidad suficiente para cambiar de modelo social.

Abandonar el rencor, el odio y abrazar el encuentro y el amor entre seres humanos es el puente hacia ese nuevo mundo donde no reside el dolor. 

El puente lleva tiempo en construcción. ¿Nos unimos al proceso?.

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