LO ESENCIAL EN MIS RELACIONES

Foto de la ONG Amor en Acció


Las relaciones personales están condicionadas al programa de creencias que cada ser humano tiene en su cerebro. Si es de tu interés cambiar el modelo de relación con los otros, se atisba la necesidad de cambiar de creencias. 

En nuestra educación primera se nos enseña a como relacionarnos a través del ejemplo, principalmente. Y las primeras personas que nos transmiten esto son nuestros familiares. Ellos lo hacen de forma directa e indirecta. Luego está el clan social, el clan cultural, y otros clanes… 

Si uno siente la necesidad de cambiar el modelo de relacionarse pues no acaba de sentirse satisfecho, tiene una oportunidad maravillosa para hacerlo. Necesita conocerse y observase. 

Para poder hacer autoconocimiento, es interesante analizar el concepto o imagen que tenemos de uno mismo y de los demás. 

Como punto súper interesante, habría que responder o definir: ¿Qué pienso de mí?, ¿cómo me trato?, ¿cómo me relaciono conmigo mismo? Responder estas tres simples preguntas puede dar respuesta a como me relaciono con los demás. 

El concepto que tengo de mí mismo también guarda relación con el concepto que tengo de los demás. Si soy una persona muy exigente es muy probable que lo sea con los otros, si me valoro poco, es muy probable que valore poco a los demás. 

Si siento la necesidad de ser amado, posiblemente he de empezar por amarme. 

Por tanto, ante la necesidad de cambiar la forma en que me relaciono, he de cambiar la forma de relacionarme conmigo mismo. 

Si quiero ver las personas desde una nueva visión, quizá más amorosa, he de amarme. 

Por otro lado, abrir consciencia, pues yo veo a los otros desde mi prisma mental. Además, los demás actúan desde su propio programa personal de creencias y yo desde el mío. 

A la hora de hacer un juicio de valor o de discernimiento, he tener presente que actuamos y pensamos en base a un programa personal de creencias. Esto nos puede ayudar a entendernos y entender cómo vivimos la vida y nuestras relaciones. 

Otro paso interesante para crecer es ser suficientemente humildes para no creer que nuestro programa de creencias es el mejor, pues pasaríamos a despreciar a los que tienen otro u otros programas. Tampoco creer que es el peor, pues nos veríamos por debajo de otros. 

Nuestro programa es el que es y en nuestras manos está la posibilidad de cambiarlo por otro que se ajuste más a nuestro sentir personal. Un programa que nos haga ver con un enfoque más alineado a lo que demanda el verdadero sentir. 

¿Y qué demanda nuestro verdadero sentir? 

Esta respuesta está dentro de cada ser. Y solo la puede responder uno mismo si es capaz de regalarse espacios de tiempo a sentirse y conocerse. Mirar hacia dentro apagando distractores externos. 

Aquí surge la necesidad de buscarse espacios para estar solo y desde el silencio aprender a sentirse y conocer lo que demanda nuestro corazón. El corazón es un órgano emocional que no sufre la programación social del momento y por lo tanto, está conectado con nuestra esencia. 

En esencia todo ser humano necesita amor y amar. Si decidimos vivir desde el verdadero sentir, nuestra vida y nuestras relaciones subirían de octavas. Y el programa de creencias lo utilizaríamos para jugar, trabajar y para reírnos de él, en lugar de que sea él mismo el que nos marque nuestras relaciones y nuestra vida consciente. 

Bienvenido a la era del autoconocimiento que nos permite vivir desde el sentir, y que nos conduce hacia una vida más ligera e ingrávida, una vida más luminosa, más amorosa, más compartida, con relaciones de calidad, de amor, de empatía y verdadera amistad, con dosis de menos egoísmo, materialismo y consumismo. Más alineada con nuestra verdadera esencia. La esencia del AMAR.

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