LA SOCIEDAD Y EL MUNDO VIRTUAL




Hoy hago una reflexión sobre la energía y el tiempo que dedicamos, sobre todo nuestros adolescentes, al mundo virtual de las redes sociales, youtubers, influencers, etc… 

En la adolescencia el ser humano está abriéndose al mundo y buscando referentes, y en esta época actual encuentran a través de las redes sociales modelos de jóvenes que parecen triunfar, que dan consejos de cómo vivir la vida, de sus compras, de los seguidores que tienen, y de lo felices que parecen ser. Eso capta la atención, ya qué están contando cosas aparentemente atractivas. 

Pero la realidad personal de un ser humano de 12, 13, 14, … no es esa y eso choca con dedicar tiempo a otras actividades no menos importantes, como es el autoconocimiento, la autoestima personal, las relaciones personales, los juegos, la formación, etc… Al final un adolescente que está formando su espíritu crítico puede caer en las redes de creer que el mundo virtual es atractivo y que ahí se vive feliz. 

Lo que no sabe, es que las personas que está mirando o admirando, son personas con sus propios estados de necesidad, estados de necesidad de tener seguidores, estados de necesidad de que les pongan un like, estado de necesidad de vender su forma de ver la vida, estado de necesidad de ser admirados y adorados. 

Hemos de ser conscientes que el adolescente siente, y siente vacíos, siente soledad, siente miedos, puede sentir que es menos que esas personas que parecen triunfar detrás del aparato digital. Y a veces entra en crisis al compararse con modelos que aportan realidades virtuales propias. 

El adolescente y cualquier ser humano necesita conocerse, necesita sentirse, necesita explorarse, necesita escucharse. Quizá él no sea consciente de sus propias necesidades, pero sí los padres y educadores. Hemos de hablar con ellos y preguntarles cómo se sienten. Hemos de apartarlos periodos de tiempo de los aparatos digitales para mirarlos a los ojos y que ellos vean los nuestros, hemos de hacerles más conscientes de que más allá de una pantalla existe mundo. 

Tampoco vayamos a pensar que ellos no saben que el mundo real está fuera de las pantallas digitales, pero es bueno recordárselo. Sobre todo, para que vayan equilibrando tiempos de uso de vida. 

Las nuevas tecnologías nos aportan muchas herramientas, pero creo que aún no aportan la felicidad que cualquier ser humano puede encontrar detrás de un abrazo, detrás de un beso, detrás un te quiero sin condiciones. 

Tengamos presencia en la vida de las personas que tenemos al lado, ya que esa presencia nos puede aportar crecimiento personal, a través de compartir, a través de conocernos, a través de fomentar un espíritu crítico y valoricemos la autoescucha y el propio autoconocimiento. Quizá así tengamos que atender memos casos de dramáticos de falta de amor a uno mismo, menos rechazos entre seres humanos y menos juicos destructivos. 

Una sociedad que no se escucha y no se mira a los ojos es una sociedad ausente. Y la sociedad ausente genera vacíos. Nosotros tememos el poder de cambiar la dirección y dejar de alimentar vacíos. Solo necesitamos mirarnos a los ojos y escucharnos.

EMBELLECER AL SER HUMANO



Vivimos en una sociedad en la que tenemos poco hábito de “reconocer” acciones, aportaciones, trabajos que mejoran la vida de las personas y la sociedad. 

Tenemos el hábito de sacar a la luz lo negativo, lo denso, e invertimos muchas energías en comunicar lo que otros hacen mal según nuestro propio sistema de creencias. Sobre todo, si hay un interés personal o grupal de apagar a un ser humano o un colectivo. 

Posiblemente creamos que para brillar haya que apagar a otros. Pues lo que llevamos haciendo desde hace muchos siglos. Es lo que hacemos constantemente cuando nos posicionamos e intentamos imponer nuestro sistema de creencias personales o grupales. 

Me pregunto, ¿qué pasaría si reconociésemos las acciones que cualquier ser humano hace como aporte de mejora a la sociedad? Independientemente de que tenga unas creencias u otras, independientemente de que coincidan o no con mis propias creencias. 

En esta sociedad no tenemos problema en apagar a aquel ser humano que piense distinto mediante el descredito, no tenemos problema en rechazar al ser humano que consideramos diferente. Me pregunto ¿hay seres humanos diferentes? 

El egoísmo personal o grupal trae la “separación” entre seres humanos, la falta de diálogo y la falta de escucha apoyan la separación, y el juicio de valor desde unas creencias de bajo nivel de consciencia apuntalan la misma. 

La herramienta que nos puede ayudar a crecer como sociedad y hermanos de corazón es el crecimiento personal. El crecimiento personal hace que uno mismo se reconozca y entienda por qué ve la vida como la ve, por qué tiene unas ideas y no otras, por qué hace juicios de valor y desde dónde los hace. El autoconocimiento nos permite ver más y mejor, el autoconocimiento es nuestra gafa personal. 

Cambiemos el desafecto por afecto, cambiemos el enjuiciarnos por hablar, preguntar y escuchar, cambiemos la separación por la unión, vayamos hacia el encuentro personal y grupal. Todos somos necesarios, todos podemos vivir en paz y armonía. 

Podríamos empezar por: 

Dar luz a los aportes positivos de cualquier ser humano. 

Cambiar del juicio de valor al juicio de discernimiento. 

Realizar trabajo de autoconocimiento personal y grupal. 

Amarse y amar al ser humano. 

Embellecer al ser humano es creer en él. El ser humano es capaz de hacer cosas maravillosas, y otras no tanto. (las cosas densas también las hace porque cree en ellas, probablemente tiene un sistema de creencias de bajo nivel y para ser cambiadas) 

Ahora que estamos en campaña por el poder y cada agrupación desde sus creencias quiere aportar algo a la sociedad, no caigamos en apagar mediante el descredito para brillar. Si queremos lo mejor de la sociedad no debe ser desde el enfrentamiento y la lucha, ha de ser desde la integración, cooperación y desde el amor a todos. 

Cambiando de actitud embellecemos al ser humano, nos embellecemos.

TRANSMISORES DE EXPERIENCIAS


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Un docente o cualquier persona que transmite experiencias y tiene consciencia de que esas son sus experiencias según él ve la vida, deja libertad a sus alumnos para generar sus propias experiencias/creencias. 
La consciencia da visibilidad a nuestras creencias personales y la humildad respeta las creencias de los demás.