COMPARTIR




Foto propiedad de la ONG Amor en Acció.


Compartir lo que uno siente es bello, compartir tiempo, trabajo, risas, escuchas, dinero, servicio, engrandece al ser que comparte e inspira al ser que recibe. 

Compartir está y ha de estar libre de juicio de valor. 

Cuando un ser comparte es porque ha descubierto en el hecho, una forma de mejorar la vida. 

Compartiendo de corazón mejoramos, crecemos, ayudamos, elevamos el nivel emocional, y sobre todo participamos en la creación de un mundo mejor. 

Bienvenidas las personas que se sienten en la necesidad de compartir y ayudar a otros seres. Bienvenidas las ONGs, Fundaciones, y cualquier organismo, que con sus acciones generan calidad de vida a otros. Bienvenidas todas aquellas personas que un día se fueron a cualquier lugar del planeta a aportar conocimientos o servicios. Bienvenidas las personas que se involucran en su entorno para mejorarlo. 

Nacemos sin nada material y moriremos sin nada material. Quizá lo que nos llevemos es la satisfacción de haber dejado un mundo mejor. 

Feliz viaje terrenal hermanxs.

EL PROPÓSITO PERSONAL




La búsqueda y la necesidad de encontrar sentido en la vida está íntimamente ligada a encontrar o tener uno o varios propósitos personales. 

Como dijo Viktor Frankl en su libro “El hombre en búsqueda del sentido”. Conoce el porqué de tu existencia, créate o descubre tu misión en la vida y podrás soportar casi cualquier circunstancia. Y como apuntó el musicólogo Pedro Pedrosa Barquilla en su momento “podrás disfrutar” también de cualquier circunstancia de la vida. 

Y quizá encontrar el propósito personal y desarrollarlo sea un objetivo primordial para sentir una buena salud emocional. 

Quizá el objetivo o propósito sea descubrirlo, quizá sea materializarlo, no importa, siempre y cuando conscientemente decidamos que hacer. 

Dar sentido a la vida se alinea en la demanda del corazón, y el corazón vibra con el amor. Por tanto, es muy probable que amar y amarse estén dentro de la caja de los propósitos personales de cada ser humano. 

También puede ser que desarrollando o realizando algo que mejore la vida de algún ser humano, animal, vegetal o el mismo planeta, alimente nuestro ser. Quizá poseer muchas cosas materiales no lo alimente, quizá podemos estar mal alimentándolo con alimentos programados desde fuera y eso en nuestro interior no se digiere en forma de felicidad y amor. 

Quizá haya que pasar a escucharse y reconocer lo que nuestro interior demanda en realidad. 

Quizá el autoconocimiento nos permita saber más de nosotros mismos y quizá, como muchos afirman, hay que buscar dentro para encontrar el camino personal que nos haga caminar en la dirección a nuestro propósito divino. 

Siento que hemos de caminar dirección “amor” recorriendo nuestro propio camino. 

Y siento que el camino a veces es plano, otras de bajada, otras de subida y en todas las circunstancias hemos de vivirlo y sentirlo, pues caminándolo se va aprendiendo y generando el propósito. 

La película “El guerrero pacífico” nos puede inspirar al respecto. 

Buen camino.

¡AMOR ILUMINANTE DE VIDA!





Amar de corazón es aceptar y amar al ser por encima de lo que dice o hace, dando luz a lo que nos parece distinto o diferente. Con esto nos damos permiso a amar a cualquier ser vivo.



La palabra “amar” nos hace sentir al otro sin juicio de valor, sin juzgar su apariencia física, sin juzgar lo que expresa por la boca, sin juzgar sus actos. Pues cuando se ama y se tiene consciencia que el ser humano expresa y hace lo que cree se llega a entender su expresión y comportamiento. 

Lo que decimos y hacemos es acorde a nuestras propias creencias personales. Ellas deben ser observadas a través del autoconocimiento para saber si están en consonancia con nuestro verdadero sentir de corazón. 

Nuestro cerebro pensante sustenta nuestras creencias personales y estas han ido desarrollándose dentro de él. Nuestras creencias personales, que son las que nos hacen entrar en juicio de valor con aquellos que se salen de nuestra visión de la vida, son a las que hay que iluminar para que no nos boicoteen en el amar. En el momento que juzgamos a otros es porque se salen de nuestros patrones de creencias y en ese momento dejamos de amar. 

Hemos de ser conscientes que nuestras creencias obedecen a nuestra propia programación personal, realizada desde la niñez a través de los diferentes clanes familiares, educativos, sociales, y religiosos. Hemos de ser conscientes que si hubiésemos nacido en otro país o continente tendríamos otras creencias. 

Amar de corazón sin juicio de valor vibra en nuestro corazón, nos hace ver al otro con ojos brillantes, nos hace desear abrazar, nos da paz interior… 

Iluminemos la vida con amor.

EVA Y LA IMAGEN DE NIÑA BUENA



Desde pequeñita Eva recibió una educación por parte de sus padres y familiares de como tenía que ser y comportarse, hacían hincapié en que fuese buena niña, que se portara bien, que no contestase o replicase a los mayores. Sus padres la amaban y le enseñaban los valores del momento social y en concreto de su clan familiar. 



Los padres de Eva eran personas muy trabajadoras que tenían muy buena imagen en el pueblo donde vivían. Ellos daban mucho valor a lo que pensaban sus vecinos y no se permitían nada que pudiera perjudicar su imagen. 

Eva fue creciendo y siempre que actuaba según los valores, la familia no le decía nada, aunque en su interior sus padres estaban contentos, ellos no lo expresaban, cuando hacía algo fuera de esos parámetros era castigada o reñida. Llegada su adolescencia, la pasó de puntillas siendo y actuando según la familia deseaba. Eva sentía momentos de duda cuando veía a otras amigas o amigos actuar de otra manera y no sentir ningún miedo a las consecuencias. Ella sí tenía miedo, en concreto de la reprimenda de su padre ante algún hecho que se saliese de lo clasificado por ellos de normal. 

Llegado el momento encontró pareja y se casó, al cabo de un tiempo tubo un bebe que fue educando según sentía y a veces según le habían educado a ella. 

A la edad de 35 años Eva entro en crisis, se encontraba mal y no sabía el motivo. Empezó a buscar ayuda a través de distintos terapeutas, pero seguía encontrándose mal. 

Un día se encontró con una persona que la hizo mirar hacia sus valores, que le preguntaba cuáles eran los valores que animaban a ser lo que era. Eva se apuntó a examinarse, después de varias crisis y muchas dudas vio un poco de luz en la forma de ser. Sentía que siempre tenía que ser esa niña buena, la diferencia es que ahora, de adulta, ningún familiar la castigaba. Era su propio subconsciente (mente) quien la castigaba si no hacía o sentía que no estaba a la altura de esa buena niña. 

Al ser consciente de su problema empezó un trabajo de desprogramación personal que la llevaría por un camino de varios años de trabajo consciente. Cada vez que sentía malestar se paraba a auto examinar cómo valoraba y por qué valoraba los hechos. 

Eva sigue su camino, gozando ahora de mayor nivel de consciencia de los motivos que animan su ser, Eva entra en rebeldía sabia cuando una emoción intentar boicotear su estado emocional. 

Eva, hoy es día, es una mujer adulta que agradece haberse conocido por dentro, que crea sus propios pensamientos, que vive las emociones con consciencia y sabiduría y que decide la duración de las mismas pues conoce los valores/creencias que los alimenta. 

Eva se siente libre, se ríe del auto-juicio personal que a veces se hace y se permite disfrutar de la vida con la ligereza que nunca se había permitido. 

Eva vibra ante el descubrimiento personal de haber encontrado en su interior un juez duro que la limitaba en la vida. 

Eva está celebrando consigo misma y con sus amigos el despido procedente del JUEZ IMAGEN DE NIÑA BUENA.