HACIA UNA AUTOESTIMA DE CORAZÓN



La autoestima se va moldeando desde recién nacido, cada relación en la vida de un ser humano está forjando la autoestima. 

Los padres, los familiares, los amigos, los compañeros de clase, los profesores, todos llegan al ser humano para darle un mensaje. 

Si de pequeño un niño recibe amor independientemente de cómo es, de cómo se comporta, de cómo es su físico, en ese niño se planta una semillita de estima personal. 

Sin olvidar que los valores del clan social también llegan a un niño. El niño a través de diferentes medios capta lo que valora el clan social. El clan social valora el físico, el clan social valora la competitividad, el clan social valora tener, el clan social valora lo que mostramos y no lo que somos. 

Así pues, un niño crece en una sociedad rodeada de determinados valores, y dependiendo del lugar de nacimiento tendrá unos u otros. No es lo mismo nacer en un país europeo que en un país africano. 

Ser conscientes de que durante la infancia se desarrolla gran parte de la autoestima personal, a de ser una toma de consciencia para que los adultos estén más presentes en esa etapa de la vida del niño. 

Acogerlos con amor todos los días, abrazarlos, quererlos, tener palabras amables hacia ellos, mirarles como seres humanos. 

¡Hemos de cuidar el juicio de valor que hacemos de ellos en función de nuestro propio programa de creencias! 

Los niños se impregnan de nosotros y de nuestra sociedad, conviene estar presentes en la vida de nuestros hijos en estas edades y ver que sienten, cómo se encuentran, cómo llevan sus relaciones, cómo les va en el colegio, cómo llegan a compararse, cómo podemos llegar nosotros a compararlos con otros, etc… 

Es una buena toma de consciencia, ser conscientes de que cada ser es único y no debería ser comparado con nadie, ni el niño debería compararse con otros niños. 

El diálogo diario, el sentir al niño, el ir conociéndolo y reconociéndolo, el hacerlo sentir importante, el decirle las cosas que no hace bien desde el amor, el ensalzar las cosas que hace bien, el ir dando importancia a las cosas que hace, hacerlo sentir un ser creativo, un ser poderoso, un ser que de adulto lo será si de pequeño cree que lo es. 

Explicarles que las cosas que valoramos cómo clanes familiares y clanes sociales, cómo el físico, el poder económico, el tener, etc… no siempre llenan, ni aportan felicidad. 

Que hay valores más nutritivos para tener una vida de calidad, como tener una buena autoestima, un deseo de ser feliz, amor por uno mismo, una fe ciega en el poder que cada ser humano tiene. 

Nosotros somos responsables de darles mayor perspectiva y que mañana tengan una vida de mayor calidad, para ello, tenemos que amarlos, dedicarles el tiempo que necesiten, estar presentes en su vida.

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