Rechazo es el proceso y la consecuencia de rechazar o rechazarse. Al
manifestar o concretar el rechazo hacia una persona, o a uno mismo, el ser humano
deja en evidencia que no lo acepta o no se acepta.
El rechazo es un acto de desamor a uno
mismo o a otro ser humano.
¿Qué emociones acompañan al rechazo a uno
mismo?
La falta de valoración personal nacida
desde creencias desempoderantes que se instalaron en nuestra mente. Creencias
como: tú esto no sabes hacerlo, tú aparta que eres pequeño para hacer esto, qué
sabrás tú de esto, tú a escuchar y callar, tú no eres nadie, el que no es rico
a sufrir, aquí se viene a sufrir, y un sinfín de creencias que nos llegan a
través de los clanes familiares, sociales, culturales, etc… Estas creencias
hacen que no nos sintamos con potencial, que no nos sintamos como seres con
capacidades ilimitadas, que no nos sintamos como seres capaces de crear, al no
creer en un mismo se cae en la tentación de creer en otros y sentirse por
debajo de otros seres humanos que posiblemente tengan otras creencias, quizá
menos limitantes que les han hecho avanzar o protagonizar más su vida y dejar
constancia de ello con sus creaciones.
El compararse con otro ser humano, es otra
cosa que nos hace pequeños, cada uno de nosotros tenemos un don, algo que nos
puede aupar y hacernos sentir vivos y protagonistas de nuestra realidad. Este
don, es alcanzable solamente por cada uno de nosotros, hay que estar atento a
uno mismo a través de su propio autoconocimiento. Este don, te sube de octavas
y hace que tu vida sea un disfrute.
El sistema educativo no está pensado para
hacer que un ser humano conozca su don, el sistema educativo no está pensado
para hacer personas felices, el sistema educativo está pensado para instruir
contenidos para convertirnos en buenos productores/trabajadores del propio
sistema.
Así que, nos queda la rebeldía interna de
buscar en nuestro interior e intentar respondernos a: ¿Qué es lo que me hace
feliz?, ¿Con qué me siento bien?, ¿Qué es eso que hace que el tiempo me pase
volando?, ¿Qué es eso que me hace levantar por las mañanas con los ojos
encendidos de ilusión?
Si no hay ahora respuesta, no importa, el
primer paso es empezar a preguntárselo.
Este es un primer paso para dejar el
autorechazo atrás.
¿Y qué hace que un ser humano rechace a
otro?
Como ya he dicho antes el rechazo es un
acto de desamor, es este caso a otro ser humano. Un acto de no aceptación en la
forma de ser, un acto de no aceptación en general.
¿Qué hace o que creencias hay en mí, que
hace que yo rechace a otro ser humano?
¿Por qué no soy capaz de aceptar a ese ser
humano?, (sin sentirme obligado compartir ideas, modos de vida o acciones)
¿No estarán detrás de ese rechazo mis
propias creencias?
¿Qué emociones siento cuando veo a un ser
humano y lo rechazo?
Dejo estás preguntas para el sentir de
cada uno.
Mi reflexión es que no tengo el porqué de
compartir creencias, ni compartir modos de vida, ni compartir las mismas
emociones antes los mismos hechos. Pero si puedo ver desde dónde ese ser humano
vive su vida y que creencias hacen que su vida sea cómo es. Es un avance a no
rechazar a otro ser humano que tengas un sistema de creencias distinto al que
pueda tener yo. Y desde ahí amar a ese ser humano ya que, en el fondo, cada uno
de nosotros vivimos la vida como sabemos, desde nuestro propio nivel de
conciencia y desde nuestro programa o sistema de creencias.
El análisis está en cada uno de nosotros.
¿Cuál es nuestro programa desde dónde nos rechazamos o rechazamos a otros seres
humanos?
La respuesta está dentro de cada uno de
nosotros y la llave para acceder a ella tiene forma de autoconocimiento.
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