CONSTRUYENDO TU CAMINO




Juan era consciente de que, en esto de vivir, todos buscan lo mismo. Nuestra búsqueda está centrada en ser felices. Y también era la de Juan 

Y se preguntaba, ¿cómo lo hago? 

Para él, cada ser humano en función de sus creencias vive la vida intentando ser feliz, y era consciente de que podemos creer que nuestra forma de ver y vivir la vida es la mejor. Lo que no tiene por qué ser es la de todas las personas. ¿Y por qué? Porque no todos tenemos las mismas creencias ni somos iguales. 

Era consciente de que no hay fórmula única de felicidad y que a cada ser humano le valen cosas diferentes, sin este apunte corremos el riesgo de entrar en juicio de valor y juzgar lo que hacen otros. 

Hace ya tiempo que Juan dejó el juicio de valor atrás, entendió que todos los seres humanos buscan ser felices. ¡Por tanto, quien era él para entrar a juzgar! 

La otra pregunta que se formuló en su momento fue: 

¿Qué pasa dentro de las familias y cuáles son sus fórmulas para ser felices? 

Hay ciertas experiencias, convivencias, formas de relacionarse, celebraciones, que se hacen en los clanes familiares que les hacen ser y estar felices. Además, siempre se han realizado así. La respuesta que sintió fue: “esa es su fórmula”. Y se preguntó, ¿cómo yo puedo ser feliz dentro de los clanes? 

También fue consciente de que no todas las familias son iguales ni tienen las mismas creencias. Juan apostó por el autoconocimiento y saber lo que quería y sentía, eso produjo en él una serie de movimientos personales, una búsqueda de hacer lo que le apetecía y sentía en el momento justo que lo estaba viviendo. Transcurridos varios años sabe un poco más lo que quiere y como lo quiere. Ha necesitado de un tiempo para poner en orden su ser, conocerse, sentirse, y sobretodo hacer un trabajo que lo lleve por el camino de la felicidad personal. 

Entendió, que un ser humano que busca su espacio en la vida y en el mundo, no significa necesariamente que esté en contra de otros. En el caso de Juan siempre fue así. 

Juan ha necesitado tiempo para encontrar su propio camino en la vida. Y aún siente que está en camino. 

Por otro lado, no todos los seres humanos tienen la necesidad de realizar autoconocimiento, ni de realizar ningún tipo de búsqueda. Juan da gracias por todos aquellos que no necesitan transitar por estos caminos. En su caso los transitó, y los sigue transitando y para ello ha necesitado de tiempos de soledad, tiempos de formación, tiempos de crisis, tiempos de placer. 

Él da gracias a la diversidad de clanes familiares propios y ajenos que ha producido el enriquecimiento y la patadita impulsora para su búsqueda personal. 

Todo lo que él ha ido haciendo ha correspondido al nivel de consciencia que ha tenido en cada momento, pero siempre en una búsqueda constante de saber lo que él realmente quería. 

La vida que Juan ha elegido lo ha llevado por este maravilloso sendero, por un sendero que a veces transitó solo y otras en compañía de gente consciente y no tan consciente. 

La comunicación entre Juan y seres cercanos se resintió en todas las direcciones por no entender ni Juan ni nadie lo que estaba pasando y trajo consigo pensares/sentires y juicios de valor. Más tarde entendió que era el precio a pagar cuando se está en crecimiento y no se tiene toda la visión. 

Volviendo al inicio del relato, todos buscamos lo mismo, buscamos ser felices y hacemos aquello que pensamos y creemos que nos hace estar y ser felices. Pero también como en el caso que Juan, él ha tenido que realizar un trabajo de crecimiento personal para saber qué cosas le hacen feliz. 

Al camino de Juan hay que darle visibilidad para que cualquier ser humano que necesite transitar su propio camino pueda tener algún tipo de referencia. Cada camino es único, no hay un único camino, ni una única fórmula. Lo que sí que podemos hallar es un estado personal de felicidad cuando empezamos a recorrer nuestro propio camino.

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