JUGUEMOS A SER FELICES EN LAS RELACIONES



Las relaciones personales son nutrientes de crecimiento personal, ellas nos muestran quienes somos, el observarnos mientras nos estamos relacionando nos aporta autoconocimiento. 

Todo tipo de relación habla de uno mismo, tendemos a clasificar relaciones buenas y malas al encontrarnos en constante dualidad. Las relaciones no son ni buenas ni malas, son relaciones; en unas podemos sentirnos bien y en otras no tan bien. Si nos escuchamos, nos descubriremos y descubriremos que parte de nosotros está intentando ser reconocida y deseando florecer. 

En dualidad realizamos juicio y valoramos las relaciones enjuiciando a la persona con la que nos estamos relacionando y a nosotros mismos, el juicio siempre está presente ante multitud de acciones de la vida y el juicio realizado sin autoconocimiento es una losa que no nos deja crecer. 

Conocerse a uno mismo nos permite ver y sentirnos en nuestras relaciones e identificar los potenciales de crecimiento personal que se esconden dentro de nuestro ser. 

El humor es una de las herramientas que nos hará disfrutar de cualquier relación, el amor incondicional a cualquier ser, otra maravillosa herramienta, la combinación de las dos “amorhumor” claves para subir de octavas nuestras relaciones. 

Si las relaciones personales son importantísimas y son nutrientes de crecimiento, la relación con uno mismo alcanza un valor incalculable si tomamos consciencia de esto último. ¿Cómo nos autorelacionamos? 

Es importante intentar responder a esta pregunta realizando juicio de discernimiento, que es un juicio para ver o vernos, no para destruir o destruirnos. Es muy importante ser amorosos, amables, pacientes, con nosotros mismos. Vivir la vida es un proceso de crecimiento en todas las áreas de nuestro ser. 

Otra herramienta para crecer disfrutando, es tomar la vida como un juego, hacer como los niños y jugar, jugar el juego de vivir, si tomamos así la vida la desdramatizaremos y cualquier vivencia tomada desde el juego y desde lo que nos va a enseñar dejará de estar sometida a juicio y dejará de ser valorada como buena y mala y por tanto en entrar dentro de las dinámicas de los juicios y autojuicios. 

Vivamos transcendiendo el juicio y tomemos la vida como un juego de crecimiento en el que nos divertimos y somos felices. 

No nos olvidemos de embellecer como nos hemos autorelacionado y relacionado con los demás para no caer en la tentación tentadora de juicio. 

“Juguemos a ser felices”

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