LA ENSEÑANZA HOY



Los centros educativos o de formación siempre han sido lugares de transmisión de conocimientos y de creencias grupales e individuales, además, de un lugar de encuentro entre iguales.

Llevamos bastante tiempo fomentando el trabajo en equipo, el aprendizaje colaborativo, el compartir, el ayudarse los unos a los otros en la adquisición de conceptos y habilidades. Además, los docentes impregnamos a los alumnos de nuestra visión de las cosas. Llamémosles creencias.

Los alumnos pueden empatizar o no con ellas. Eso es lo bonito del compartir. El docente si quiere compartir ha de ser consciente que dentro de un grupo pueden haber diferentes sentires y que ha de respetar todas las opiniones. Y que para poder crecer ha de escuchar y no dar por definitiva ninguna creencia, ni científica ni personal. 

Lo que hoy puede ser válido mañana puede que ya no nos sirva. Así que la humildad y el reconocimiento de que todo aquello en lo que apoyamos nuestra vida personal y profesional puede que nos sirva ahora y mañana tengamos que cambiarlo.

Las cosas son impermanentes, las personas también y las creencias, aunque las hacemos durar más, también. Todos son verdades temporales. Por tanto, no las hagamos definitivas.

Mi preocupación en estos momentos, en que yo como docente y muchas más personas empezamos el curso en circunstancias muy especiales, es que no impregnemos a nuestros alumnos de nuestros miedos más profundos, no les transmitamos o intentemos no pasarles todos nuestros temores actuales. La vida es impermanencia, por tanto, esto que vivimos también quedará atrás algún día.

No generemos ansiedad en nuestros alumnos con medidas que van contra la esencia misma del ser humano. Como he dicho antes estábamos en la fase de compartir, de los trabajos en equipo, de la ayuda, de las emociones. Y ahora, parece que volvemos atrás, (espero que sea para coger impulso) y vamos a separarnos, a no compartir, a mantener distancias, a tener la boca tapada. 

Me pregunto, con estás medidas que a mucha gente les parecen oportunas ¿no se van a producir crisis de ansiedad en los niños? La falta de oxigeno, la falta de conctacto, el distanciamiento social, la nula ayuda en el aula entre iguales, y además nuestros miedos personales como seres humanos que somos. ¿No van a generar miedo y dolor en nuestros hijos?

Los niños necesitan de ser mirados, reconocidos, valorados, que aprendan y confíen los unos en los otros. ¿vamos a realizar eso?

En mi humilde opinión, si queremos que nuestros hijos en un futuro construyan un mundo de confianza y solidaridad, nosotros tendremos que ver que hacemos dentro del aula, que les transmitimos y como.

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