ANTONIO Y EL GENIO DE LAS EMOCIONES


Hace ya algún tiempo, Antonio, que tuvo la suerte de nacer en el primer mundo en una familia humilde, de padre agricultor y madre ama de casa, fue integrando lo que era bueno y lo que no, dentro del seno familiar y su respectivo clan social del pueblo donde vivía la familia. Se forjo a sí mismo como un ser con valores que le hacían vivir la vida desde el trabajo y la responsabilidad. Trabajo como valor para ganarse el pan y responsabilidad debido a una madurez que tuvo que obtener por circunstancias familiares.  


Con el paso de tiempo fue alcanzando estudios y conocimientos enfocados al trabajo. En el trabajo y la responsabilidad brillaba, pero al acabar la semana sentía un vacío interior que intentada tapar con más trabajo. Se convirtió en un adulto trabajador y responsable muy valorado allí donde desarrollaba sus destrezas. 

Pero al mismo tiempo, cada vez que llegaba el fin de semana o periodos vacacionales se encontraba mal. 

Un día se encontró con un ser, al que él posteriormente bautizó como el “genio de las emociones”. Este ser que tenía la capacidad de sentir lo que sentía el otro le hizo tres preguntas. 

La primera pregunta fue: 

· ¿Qué sientes tú ahora? Antonio no sabía responder, nunca nadie le había hecho una pregunta así, además no era capaz de poner nombre a sus sentires. 

La segunda pregunta fue: 

· ¿Qué es para ti la vida? Otro apretón interno le sobrevino al darse cuenta que para él la vida era principalmente trabajar y ser responsable en todas sus acciones. 

La tercera pregunta fue: 

· ¿Crees que tu cuerpo reacciona en función de la emoción que estés viviendo? Antonio quedo perplejo ante esta relación “cuerpo-emoción” que nadie nunca le había comentado. 

Antonio después de tres simples preguntas que tambalearon sus creencias personales de la vida reflexionó durante varios años y fue observando dentro de sí para averiguar y conocerse cada vez mejor. 

Antonio es hoy en día un ser humano con un mayor nivel de consciencia que intenta hacer aquello que demanda su corazón en armonía con su mente. 

Antonio observa su autoestima, se concede amor, se regala momentos personales para ir creando su propio camino personal hacia donde resuena su corazón. 

Evita utilizar el juicio de valor hacia él y hacia otros. 

El denominado genio de las emociones, solo tuvo tres preguntas que activo en Antonio un cambio o despertar personal, que lo hizo empezar un camino emocional y más emocionante que ilusiona por ser su camino personal. 

Ahora Antonio embellece el camino creado por clanes familiares, culturales, sociales, religiosos que han hecho posible que ahora elabore su camino y lo habite. 

Antonio ahora siente un torbellino de emociones que siempre habían estado dentro de sí, a las que ahora les pone nombre y las siente. Antonio siente y vive y viceversa, desde la ilusión del niño con zapatos nuevos a punto de saltar en un charco. 

Antonio se abraza, abraza, se ama, ama, se acepta, acepta, y está dejando de sentir vacíos forjados por sistemas de creencias o estilos de vida disonantes con su ser.

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