¿QUIÉN SOY YO?

 


¿QUÍEN SOY YO?

Esta es la pregunta y me atrevo a decir que la verdadera respuesta no va a salir de la mente. 

La respuesta tiene otras vías de salida fuera del plano material, la mente tiene muchos quehaceres diarios. 

La respuesta es algo a descubrir por cada ser humano. Lo qué sí me aventuro a decir, es qué cosas nos pueden dificultar al acceso de la respuesta y qué cosas nos pueden ayudar.

Nos puede dificultar la escucha constante de todo lo qué viene desde el exterior, nos puede dificultar la identificación en colectivos, creencias, clanes, razas, ideologías, etc.

Nos puede ayudar el ser conscientes de qué todo lo aprendido lo necesita la mente.

Nos puede ayudar también, el abrir consciencia y tomar distancia de vez en cuando de todo lo mundano.

La pregunta sigue siendo, ¿quién soy yo? La respuesta con todo el ruido de esto, de vivir o sobrevivir no es fácil de obtener.

Ayuda el mirarnos más allá de la perfecta interpretación teatral que hacemos cada día, ayuda el mirarnos a los ojos despojando el juicio que ejercemos a la interpretación. Ayuda el mirarnos desde la humildad honesta y el reconocimiento de qué no sabemos nada de lo que somos. 

Nos hemos creído que somos aquello que interpretamos cada día, nos hemos creído que somos aquello que hemos aprendido de otros y ahora desarrollamos, nos hemos creído que nuestro traje somos nosotros. 

Y la respuesta sigue en el aire y fuera de todo lo material.

P.d. el cuerpo es material también.




RECONÓCETE


Puede que muchos vivamos en una lucha constante para agradar a nuestro programa mental, ese programa mental que hace que vertamos cantidades de energías en algo, para quedarnos tranquilos, para ser vistos, para ser reconocidos, para poder dormir con la consciencia tranquila.

El programa mental reconocido y observado puede hacernos crecer, pero desde la inconsciencia nos puede esclavizar.

Reconocer que la satisfacción o la insatisfacción obedece a nuestro programa nos empodera. Para tomar consciencia de nuestro caminar y vivir hemos de conocernos a nivel mental.

Reconocer todos nuestros valores, tomar consciencia del efecto en nuestro ser, es de las tareas esenciales para caminar por la vida. No menos importante, equilibrar los valores, desechar aquellos que no sirven, y apuntalar y reforzar aquellos que nos impulsan.

Sonreír, relativizar, amar, soltar, fluir, confiar, etc...

Ya somos completos, pensar que nos falta algo nos hace pequeños. Cada uno de nosotros es un universo perfecto, una creación perfecta. ¿Por qué pensar o creer que nos falta algo?

¿Por qué buscar fuera y creernos que necesitamos algo para estar completos?

La fórmula mágica para vivir está en re-conocerse, saber quién crees que eres, cómo procesas la vida, y sobre todo, observar cuando haces las cosas por los demás y no por ti. En definitiva, hacemos las cosas según el programa mental que tengamos. La buena noticia es que está en ti y en cada uno de nosotros, cambiar el programa o ajustar el programa a lo que demanda el ser.

Crea la vida que desees y se amable contigo. 




LA PAZ PERSONAL


La paz personal esencial de cada ser humano.

El ser humano quizá sea el único ser que busca un propósito en la vida, uno o varios que den sentido a su existencia.

Con tal quehacer, se va inundando de propósitos, actividades, objetivos, metas, etc... con el fin de tranquilizarse y sentirse satisfecho. Incluso puede que sin propósito pierda el sentido de su existencia. 

El ser humano ha sido educado para perseguir algo externo marcado cómo objetivo. 

Se busca tener posesiones, viajar, tener trabajo, tener tiempo, tener estudios. En cambio, no siempre se busca tener consciencia de si mismo y conocer lo efímero de los objetivos externos.

Nuestra programación mental, nuestra educación social y familiar, puede determinar nuestra vida, si la misma la vivimos con poca consciencia.

Un gran avance personal es reconocer cómo somos y cómo nos hemos construido desde la mente. Por otro lado, reconocer que hemos sido educados para agradar a los demás. Y por este motivo somos capaces de dedicar cantidades de tiempo y energía haciendo cosas que sean reconocidas por otros.

El camino hacia uno mismo, hacia ser consciente que somos completos, que hemos de desprendernos de la necesidad de agradar a los demás, nos puede aliviar de una carga considerable. 

El camino hacia uno mismo ha de llevar como hoja de ruta la paz interior y esta se alcanza siendo consciente de que no se necesita hacer nada para ir a ella. Sentir paz es ser consciente que eres parte de todo viviendo la experiencia de vivir.

Somos la gota de agua que algún día regrasará al mar. Vivamos con la consciencia alta para reconocer y posibilitar disfrute a nuestra existencia, mientras transitamos hacia la fuente.

No necesitamos nada, ya somos.